martes, 24 de noviembre de 2009

Hilo de Aloe Vera

Hilo de aloe vera

El mundo por las mañanas, la calle dormida, la niebla de Aragón. 25 grados en Barcelona. Ese AVE barato, regional. Vuelve la palabra "regional", ya lavada de culpas: unos trenes que irán a 250. Regional rápida. La rapidez todo lo limpia. Ese AVE al mar, al calor. Estos inviernos infernales. Inviernos de no llover. Ahora que los curas podrían recuperar una de sus funciones primordiales, la rogativa por el agua, los meten a política.

Vas por Monegros sin ver a nadie. En un bar están los 7,8 habitantes por kilómetro cuadrado, todos juntos, más el turista accidental. Y largas granjas de purines por los seis horizontes. Monegros tiene seis horizontes: los de siempre y Las Vegas. Y el olor. Aviones lejanos. La niña de Frula que dice en la tele autonómica que Montesusín huele a Purín. En Youtube. De la niña de Frula al Tablet PC.

No se ve ni una limusina por esas carreteras capilares, que es como las llama el plan. A veces cumplen tan bien la metáfora que se capilarizan en caminos y luego en arroz, o en purines, y luego en nada. La luz se va y viene como en las posguerras. El santo advenimiento del butanero. El miércoles de ceniza, los estigmas de la infancia. Bendecir a los animales, el librealbedriísmo, impugnado de nuevo. Ya sacan el polvo a los tambores, ya sacan los paisajes a ventilar. Entre los sayones y el laser. Entre el integrismo y la feria de comercio electrónico de Walqa. Suben las blusas. Las bolsas. Nurel, del Grupo Samca, ha sacado un hilo para ropa interior que lleva ya aloe vera entrelazado por el tejido, hilo fino, y que lo va liberando sobre el cuerpo durante la vida de la prenda, unos cien lavados. Oxígeno fresco de Barbados en tu piel.

Este regreso integrista de la jerarquía católica le quita todo el encanto de la mera rutina de siglos, milenios, el discreto y formidable encanto de la costumbre, del santoral y el miedo, que es el mismo del primer día del mundo, el discreto miedo a morir o a que se muera alguien. No era necesaria esta campaña política. Esta sobrepresión por cuatro tontadas quita grandeza y metafísica a las costumbres y usos religiosos precisamente cuanto más genetizados estaban. Es una cosa capilar, o como el hilo de Nurel, que impregna los cuerpos y almas nada más abrir los ojos, o nada más cerrarlos. Con lo laico que es creer en Dios y lo presentan a las elecciones.

No hay comentarios:

Publicar un comentario